La situación de crisis que todavía viven las empresas de este país está reportando consecuencias negativas para la productividad y, sobre todo, para la situación de los empleados. No se sabe si realmente por este periodo de conyuntura especial o, por simple excusa de que hay crisis, se está exigiendo más tareas de las normales por el mismo sueldo.
A lo que antes era una o dos tareas por día, por poner un ejemplo, ahora se le suman tres o cuatro, por salarios inferiores o por el mismo, algo incomprensible porque todo trabajo de más merece ser recompensado. Muchos trabajadores ven día a día como se les multiplica en número de actividades a realizar por iguales salarios a los que cobraban hace dos años, no pudiendo quejarse ni decir nada por temor a ser despedidos y perder su trabajo, algo que tiene a todos aterrados por la situación de crisis actual.
El empresario debe pensar que los trabajadores son máquinas de calcular y que funcionan de manera automática. Y, tomando de excusa nuevamente la crisis, su respuesta es siempre la de estamos pasando por difíciles momentos y todos debemos hacer un sobre esfuerzo, y que esto será algo temporal.
El problema sucede cuando hay personas que sí están dispuestas a realizar dicho trabajo por sueldos ínfimos que desprestigian al resto de trabajadores cualificados o no, pero que se merecen se les pague por su actividad realizada. Si éstos no lo aceptaran, el empresario no tendría más remedio que claudicar porque no encontraría personas que hicieran más por menos. Y esto es una realidad que vivimos a diario, con una reducción de tarifas por una cantidad importante de trabajo a realizar.
Luego uno piensa siempre el qué hacer. O asumir dicha actividad porqué es lo que hay o dejar que se lleve otro el sueldo, aunque sea menor. El dilema está servido. Vuestra opinión será algo importante para valorar lo que piensan los trabajadores y profesionales en general.