Una nueva piedra en el camino

El ya famoso ‘¿Por qué no te callas’ de su majestad el Rey Don Juan Carlos I al presidente de Venezuela, Hugo Chaves, ha llenado y seguirá llenando las portadas de los diarios españoles y latinoamericanos durante bastante tiempo. Sin entrar a valorar lo acertado o no de esas palabras y del posterior desplante de su majestad, lo cierto es que la Cumbre Hispanoamericana celebrada en Chile, acompañada de una reunión empresarial paralela, ha servido para evidenciar la mala reputación de las compañías nacionales en el continente sudamericano.

En un mundo dominado por una minoría de grandes empresas, lo último que necesitan las pyme españolas es perder otra de sus pocas ventajas competitivas en el ámbito internacional. Portugal es, por cercanía y geográfica y similitudes en el idioma, el primer objetivo en la expansión de cualquier pequeña y mediana empresa fuera del país. Francia también se encuentra entre los primeros puestos de esta lista, sobre todo por su condición de país vecino, mientras que el resto de miembros de la UE están quizás un poco lejos y demasiado ‘superpoblados’ de competencia para resultar apetecibles. Las pyme españolas no tienen en estos casos ninguna ventaja competitiva y es más difícil hacerse un hueco en el mercado.

Bien diferente es el caso de Sudamérica. Una larga historia de relaciones comerciales, el idioma e incluso ciertos aspectos culturales, hacen de la región el lugar idóneo para realizar negocios. Evidentemente, los costes de operar en el continente son mayores que los de acudir a los vecinos europeos. Sin embargo, también son mayores las perspectivas de futuro. Las pyme española cuentan con esa ventaja competitiva en Sudamérica pero en los últimos tiempos la imagen de las empresas en la región no ha hecho sino deteriorarse. Es necesario recuperar las buenas relaciones comerciales para que ‘hacer dinero’ no sea la única razón que pese para la implantación de empresas españolas en la región.

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