Tres cosas que te van a definir como jefe (para bien o para mal)

No es sencillo liderar un proyecto empresarial. Da igual el tamaño que tenga la pyme, cuando se deben tomar decisiones estratégicas que afectan al conjunto de los trabajadores, el liderazgo es fundamental y no siempre se tienen las cualidades o la capacidad de adaptación necesarias.

LIDERAZGO

Hay que tener en cuentas que en las pymes el factor humano tiene más importancia incluso en las empresas de tamaño medio o grande, donde la cantidad puede suplir a lo imprescindible que puede llegar a ser un único trabajador para una pequeña empresa.

¿Sabes qué es el Smart Working? en este artículo lo explicamos

El liderazgo en estas empresas es fundamental y queda definido por muchas características, pero, en este caso nos vamos a centrar en tres que no siempre son tenidas en cuenta con la importancia que se merecen:

Pedir trabajo en equipo es trabajar en equipo

El trabajo en equipo es una de las cosas que, probablemente, más repita cualquier jefe en una empresa independientemente del tamaño que tenga.

Solicitar a los trabajadores que sean capaces de tener empatía profesional, elaborar equipos, compartir responsabilidades, es algo común. Sin embargo, el jefe debe ser también capaz de hacer y esto no ocurre en la misma proporción.

Pedir el trabajo en equipo, pero no ser capaz de delegar, compartir o elaborar junto al resto de la plantilla es un error de bulto.

El líder debe estar dispuesto a escuchar a sus compañeros, a tener en cuenta de manera activa opiniones y aportaciones, y a participar como uno más (ni más ni menos) en aquellas acciones que requieran trabajo activo en equipo.

Valorar las necesidades reales de la plantilla y explicar los límites del proyecto

Uno de los problemas graves de las pymes es la fuga de talento. La fuga de talento se produce generalmente cuando llegan ofertas económicas con las que no se puede competir. Sin embargo, también esto puede ocurrir porque las condiciones profesionales o de valoración de los trabajadores no son las adecuadas.

Ser realista desde el principio con el proyecto y con las necesidades de los trabajadores es un acierto. Las promesas no sirven de mucho cuando la realidad de un proyecto no va a permitir cumplirlas. Es mucho mejor la honestidad, valorar las necesidades reales de la plantilla y elaborar una lista consensuada de aplicaciones y mejoras que se pueden realizar a medida que el proyecto escale.

Esto no sólo genera mayores niveles de confianza, también mayor implicación en los proyectos para lograr objetivos comunes no sólo relacionados con el beneficio empresarial.

Ser claros en los repartos de tareas y las retribuciones

Uno de los problemas más graves en las pequeñas y medianas empresas en cuanto a relación interpersonal tiene que ver con las diferencias de trato en las retribuciones y los repartos de tareas.

Es importante en este sentido que exista una comunicación fluida que permita ser lo más transparentes posibles en cuanto a cómo se realiza la repartición de responsabilidades, y como se valora la retribución profesional función de las aportaciones al proyecto de cada trabajador.

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