La ‘mitosis’ empresarial

El objetivo para cualquier empresario es hacer crecer su negocio, pero esto, por una parte, no siempre es fácil en lo que a medios económicos se refiere y por otra no siempre tiene por qué ser beneficioso: tan malo es no progresar como hacerlo excesivamente rápido, por encima de las posibilidades reales del negocio. Por eso resulta clave elegir adecuadamente el modelo a través del cuál prosperar.

En este sentido, una gran mayoría de pyme apuestan por la opción más lógica y tradicional: estructurar su negocio en divisiones y después ir ampliando su número para atender los nuevos proyectos o acudir a diferentes mercados. Pero esta fórmula no siempre tiene por qué ser la más adecuada y pese a que pueda resultar hasta cierto punto contradictorio, hay ocasiones en que lo más sencillo y eficiente es crear una nueva empresa, totalmente independiente, con su propia sede social, CIF, etc. Entre las ventajas que aporta esta inusual fórmula destacan la mayor sencillez organizativa, la diferenciación de clientes, la posibilidad de centrarse en su negocio o incentivos financieros.

Se trata de una opción muy útil, por ejemplo, para una nueva escisión de una marca con la que venía trabajando la empresa desde tiempo atrás. Así es posible diferenciar los servicios que se prestan a un mismo cliente sin que este perciba una de ellos simplemente como un añadido al producto principal. Además, es una buena fórmula para acceder a diferentes mercados o contar con varias líneas de negocio de forma más organizada. Por otra parte, es la mejor fórmula para protegerse frente a las grandes corporaciones, ya que al ser todas compañías independientes, es muy difícil que puedan hacerse con todas de golpe.

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