Uno de los grandes riesgos a los que se expone cualquier empresario es a las bajas laborales por parte de sus trabajadores. En el caso de las pyme, cuyos recursos suelen ser limitados, el problema puede ser todavía mayor, por no mencionar su repercusión en el colectivo de los trabajadores autónomos. Por eso es importante conocer cuáles son las causas reconocidas como enfermedad profesional, que es aquella «contraída a consecuencia del trabajo ejecutado por cuenta ajena a las actividades que se especifiquen en el cuadro que se apruebe por las disposiciones de aplicación y desarrollo de esta Ley, y que esta proceda por la acción de elementos o sustancias que en dicho cuadro se indiquen para cada enfermedad profesional» según el artículo 16 de la Ley General de la Seguridad Social.
Las enfermedades laborales abarcan desde la sordera hasta intoxicaciones por una exposición repetida a un determinado producto. Se ordenan en seis grupos en función los agentes causantes: químicos, físicos, biológicos, por inhalación de sustancias y agentes no comprendidos en otros apartados, enfermedades de la piel causadas por agentes y sustancias no comprendidos en ningún apartado anterior y agentes carcinogénicos. Por géneros, los hombres, con el 50,19% son los más afectados por el grupo de agentes físicos, correspondiendo el 37,2% a las mujeres. En este grupo se produce el mayor porcentaje de bajas laborales por enfermedades profesionales con el 64,02%.
En general, los agentes físicos son los responsables de la gran mayoría de las enfermedades profesionales (87,4%), según se desprende de un análisis del Observatorio de Enfermedades Profesionales de la Seguridad Social. En este sentido destacan por encima de cualquier otra enfermedad los trastornos musculares, normalmente asociados a dolores de espalda y de las extremidades superiores. Las causas suelen ser posturas inadecuadas, movimientos incómodos y ausencia de tiempos de reposo. De hecho, es difícil de imaginar una pyme que nunca haya recibido alguna baja laboral por esta causa.
Pero si la espalda es el rey de las bajas laborales y de las enfermedades profesionales, el estrés es la reina. Cada vez son más las personas que acreditan problemas de salud relacionadas con esta dolencia. Su principal efecto es psicológico y además afecta directamente al rendimiento del trabajador hasta el punto que es responsable entre el 50% y el 60% del total de jornadas laborales perdidas según estudios de la UE. Otras enfermedades profesionales que se repiten con asiduidad son las de la piel y las relacionadas con el ruido.
El mayor problema para el trabajador y la empresa a la hora de justificar muchas enfermedades profesionales es que no aparecen hasta mucho tiempo después de haber abandonado el trabajo. De hecho, su inicio puede ser lento, con unos primeros síntomas no violentos e incluso casi inapreciables. El problema es que irremediablemente suelen agravarse con el paso del tiempo.