La fauna y flora laboral es de lo más variado y hoy queremos detenernos en los trabajadores tóxicos o molestos que harán de tu jornada laboral un martirio si les dejas. Te damos las claves para que no lo consigan.
Cada persona tiene su forma de trabajar y por eso no siempre es fácil hacerlo en equipo, pero una cosa son hábitos aceptables y otra conductas molestas y actitudes capaces de desesperar hasta al más paciente. Cada empresa tiene el suyo o los suyos y aquí los hemos reunido todos: compañeros de trabajo molestos e irritantes.
1- El «métome en todo»
Tiene la extraña capacidad de estar en todas las conversaciones, especialmente en las que no ha sido invitado. Interrumpe, responde antes de que otros puedan hacerlo aunque no le hayan preguntado y se las apaña para enterarse de todo. Lo que viene a ser una maruja de oficina.
¿Qué hacer con él? Ser claro y directo. Si se cuela en una conversación privada la solución es tan fácil como explicar con todo firme pero amable que estás comentando una cosa con otra persona o con otro equipo de trabajo y que te gustaría que os dejase cinco minutos de privacidad. Si pese a todo sigue ahí, insiste, sé asertivo y firme.
2- El sabihondo
Tiene alma de tertuliano y opinión sobre todos los temas, pero sobre todo, tiene claro que sabe hacer las cosas mejor que el resto y no duda en decírselo. Te dará consejos con tono autoritario sobre tu trabajo o te hará ver que te estás equivocando y que deberías hacer las cosas de otra forma.
¿Qué hacer con él? No hay solución fácil, pero lo que mejor suele funcionar es ignorarlo, no dejar que te irriten sus comentarios y cuando ofrezca una propuesta u opinión responder con un escueto «gracias, lo pensaré».
3- El interruptor
Y no precisamente porque se encienda y apague, sino porque no para de interrumpir las reuniones y de cortar el ritmo de trabajo de sus compañeros. En su versión más extrema responderá a preguntas para otros compañeros y conseguirá que una tarea de 5 minutos se convierta en una de media hora.
¿Qué hacer con él? La mejor solución es ser directo y hacerle ver que en ese momento no tienes tiempo para atenderle o, si está interrumpiendo una reunión, indicarle que el tiempo para ese cometido es limitado y que es necesario agilizar el encuentro.
4- El holgazán
En todas las oficinas hay uno y pocas cosas hay más molestas que tener al lado a un vago redomado. Es fácil saber quienes son, pero no tanto por qué la empresa no toma medidas al respecto y hace algo para ‘meterle en cintura’ y que trabaje al mismo ritmo que el resto del equipo o, por lo menos, no pierda tiempo.
¿Qué hacer con él? Como no hay una solución óptima, lo mejor es ignorarlo y evitar que su comportamiento mine tu productividad y motivación. Lo que sí hay que tener claro es que si su actitud frena al equipo, deberás ponerlo en conocimiento de tus superiores.
5- El gruñón
Si te gusta ver una sonrisa por las mañanas, el gruñón no es tu hombre. Rezuma negatividad y su humor puede afectar a todo el equipo. Entre sus actitudes preferidas, el quejarse cada vez que hay que hacer una tarea nueva o demostrar lo mucho que odia a todo y todo el mundo.
¿Qué hacer con él? Tomárselo con humor es la mejor solución y si puedes usarlo como un resorte para mejorar tu productividad, casi mejor. Lo que no debes permitir nunca es que te contagie su humor.
6- El que da voces
Por alguna razón este compañero de trabajo no para de hablar al teléfono, con o sin motivo laboral de por medio. Lo peor no es que hable, sino el tono de la conversación y lo público de la misma. No hablamos ya del comercial que tiene que cerrar un trato o hablar con el cliente, sino de ese mismo comercial hablando en un tono desmedido que puede llegar a molestar al resto, sobre todo si ya opta por usar el manos libres, uno de sus pasatiempos preferidos.
¿Qué hacer con él? La respuesta es fácil. Pedirle que baje el volumen.
7- El cotilla
Toda oficina tiene a su empleado verdulero pero hay algunos más graciosos que otros. Un cotilleo bienintencionado a tiempo puede ser una buena fórmula de mejorar el ambiente laboral si todo el mundo se lo toma como debe. El problema llega con los chismes mal intencionados o hirientes. Esto puede hacer que la mejor de las oficinas se transforme en un campo de batalla.
¿Qué hacer con él? Lo primero será identificarle y a partir de ahí, hacer oídos sordos a sus injurias.
8- El charlatán
Este personaje no tiene peligro aparente e incluso puede ser muy majo, pero cada vez que te lo encuentras pierdes una hora hablando con él. Es capaz de alargar cualquier conversación hasta límites insospechados y tiene el donde ‘engancharte’ cuando más apurado andas de tiempo.
¿Qué hacer con él? El charlatán es ideal para practicar tu asertividad. Dile que te tienes que ir o que tienes trabajo que hacer y no te quedes por más que siga hablando.
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