Aunque no es un tema del que se habla como estratégico en el mundo de las pymes, lo cierto es que la salida de talento es una constante que, en algunos casos, puede ser un problema grave para una pequeña empresa.
Este fenómeno se genera con mayor frecuencia en compañías en las que los empleados crecen durante el desarrollo del proyecto a la par del mismo. O incluso, cuando participan del proyecto en mayor o menor medida junto a los socios mayoritarios.
Los problemas de la fuga de talento
Los problemas de las fugas de talento en las pymes son bastante evidentes. En primer lugar, para la pequeña y mediana empresa es más complejo la sustitución de puestos de trabajo sensibles. Cuando una persona de talento elevado abandona la empresa es más complicado sustituirla de manera inmediata, o asumir los procesos de formación y capacitación de nuevo talento.
Otro problema, no menos importante, que se genera sobre todo en compañías con cierto ambiente familiar entre empleados, es la sensación de ruptura de equipo. Incluso cuando esto no es cierto, y la salida del empleado es inevitable, se generan ciertas tensiones profesionales que, a la larga, pueden hacer que el resto del equipo, o parte del, se planteen escenarios similares.
¿Se puede cuidar el talento? Sí y no siempre es una cuestión monetaria
Es obvio que existen salidas que no pueden evitarse. Una gran oferta profesional con posibilidades de escalar y con una subida salarial impensable para la pyme es difícil de ser contrarrestada.
Sin embargo, para esas zonas intermedias donde la subida salarial no es tan relevante, si es posible plantear escenarios en los que, el talento bien cuidado y bien tratado en la empresa puede no tener la tentación de salir hacia otros proyectos.
Y la primera cuestión relevante es favorecer desde la detección del talento su importancia estratégica en la empresa. Esto pasa por una retribución lo más justa posible, pero también, por cuestiones como la participación estratégica en las áreas determinantes en las que el talento destaca. Alguien con capacidad de desarrollar proyectos propios y sentirlos suyos dentro del conjunto de la empresa siempre tenderá a defender de manera personal su propio puesto de trabajo.
Otra cuestión importante, es ser capaces de ofrecer, al conjunto de los equipos humanos, las mejores condiciones laborales posibles para la pyme. No se trata de igualar a las grandes multinacionales o de excentricidades inalcanzables, sino de transmitir de manera clara que la empresa tiene una verdadera preocupación por el estado de los empleados. Desde los beneficios sociales, hasta entornos adecuados para trabajar, entornos de descanso, etc. Esta sensación de “hacer todo lo que se puede” genera una empatía abierta hacia la empresa que hace más difícil asumir lo desconocido ante una situación de trabajo cómodo, bien retribuido y bien reconocido.