¿Sabes cuándo es el momento de dejar tu negocio?

Cuándo nos encontramos enfrascados en el lanzamiento de una Pyme son muchos los dilemas que aparecen, sin embargo, es poco probable que el emprendedor considere en esos momento que existen muchas posibilidades para en un momento u otro tener que abandonar el proyecto. Y es que elegir el momento adecuado para dejar un negocio o empresa es una decisión tan importante como la del momento de su lanzamiento y desde luego generalmente bastante más difícil.

Si lo pensamos fríamente el hecho de que resulte más difícil tiene una lógica implacable: al menos en nuestro país las pymes generalmente responden a impulsos empresariales individuales o familiares o de entornos reducidos y muy implicados, esto lleva a un sentimiento de pertenencia que se convierte en el peor enemigo del razonamiento a la hora de asumir un cierre o una venta del negocio.

Salir del negocio

Los motivos

Los motivos por los que un empresario puede decidir dejar un negocio son tantos que la generalización sería muy difícil, sí podríamos definir tres grandes grupos en los que se pueden englobar la mayoría de estos motivos:

  • Una marcha no deseada del negocio
  • Problemas o diferencias societarias
  • Deseo de rentabilización

 Obviamente lo anterior es una reducción máxima, pero, muy cercana a la realidad ya que casi podríamos englobar prácticamente todos los motivos de abandono de un proyecto empresarial salvo cuestiones personales mayores.

Debemos tener claro que, del mismo modo que la decisión de entrar en un negocio es libre y puede tener muchas justificaciones, la salida debe ser igual, es decir, independientemente de la condición de dicha salida ésta debe realizarse con pleno convencimiento y no convertirse en una especie de culebrón empresarial, algo desafortunadamente muy frecuente y que genera graves conflictos societarios.

Por tanto, si los motivos son tan amplios, efectivamente la decisión del momento también es amplia, aunque aquí hay un matiz importante que une ambas cuestiones,  un matiz que en el caso de nuestro país es muy frecuente debido a esa cultura de asociar salida y fracaso que citábamos al comienzo del artículo; no plantearse el abandono hasta que es evidente que el barco se hunde. Ni siquiera vamos a contemplar esta situación, se nos supone la previsión suficiente para ser conscientes de hacia dónde se dirige la empresa y tomar las medidas correspondientes, en este caso un proceso de desintegración de la empresa no debiera estar acompañado de un abandono de la misma sino de una liquidación en el peor de los casos o de un proceso de reestructuración y mejora, por tanto, el único momento y motivo en el que debiéramos desechar sobre el papel la salida es, desafortunadamente, el que más espantadas provoca en los emprendedores, el momento de reconocer que el proyecto no funciona

No siempre te irás a corto plazo

Esta es otra cuestión relevante, cuando pensamos en dejar un negocio tenemos la tendencia innata a pensar en ella de manera inmediata, es decir, tomada la decisión, abandonado el proyecto. Si nos fijamos en el ejemplo de algunos de los grandes emprendedores y empresarios de las últimas décadas, cuando se han movido entre empresas en muchas ocasiones (por no decir casi todas si no iban acompañadas de algún escándalo o problema mayúsculo) se ha tratado de salidas controladas en el tiempo, en algunos casos incluso muy largas, que han permitido a no sólo un gran control de cómo se abandona el proyecto empresarial sino en la mayoría de casos un beneficio añadido.

Una muestra de salida controlada podrían ser estas cuatro opciones:

  • Venta de una participación minoritaria a un inversor financiero
  • Venta MBO o MBI
  • Compra o recompra de acciones

Por supuesto que hay más opciones, por ejemplo, para empresas grandes obviamente también se puede considerar una oferta pública inicial como un punto de partida de salida para quien lo desea.

En resumen

Si defendemos el dinamismo como un eje fundamental del concepto de negocio en el siglo XXI, debemos entender que la entrada y salida en una empresa también deben responder al mismo concepto. Salvo situaciones extremas, como la bancarrota a la que nos referíamos anteriormente, la entrada y salida en proyectos empresariales por parte del emprendedor con capacidad de realizar estas acciones, debiera ser normalizada, y jamás entendida como síntoma del fracaso o de malos resultados del proyecto del que se sale…

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