Han pasado 103 años desde aquél ocho de marzo en el que 146 trabajadoras se encerraron en las instalaciones de la fábrica textil Cotton, de Nueva York, reclamando una mejora en sus salarios y en las condiciones de trabajo. 103 años desde aquél día en que estas mujeres perecieron calcinadas por las bombas incendiarias, al negarse a abandonar sus reivindicaciones y las instalaciones de la fábrica. Una lucha que dura más de un siglo y que, a pesar de todas las batallas ganadas, adquiere nuevas formas y presenta nuevos desafíos en un mundo en crisis creciente.
A pesar de todos los avances realizados desde entonces, es imposible negar que la mujer sigue desenvolviéndose en un mundo difícil. Difícil, porque a diario requiere para ellas una lucha titánica contra el mar de la incomprensión. Por que incomprensión es emplear el alienante reduccionismo de convertir un tema tan importante como la igualdad en un frívolo asunto de cuotas. La igualdad de oportunidades y la participación en el desarrollo social requiere de tod@s nosotr@s . La solidaridad no es un asunto de cuotas, sino que requiere unir fuerzas, caminar juntos ante los nuevos desafíos del mundo actual, en el que la igualdad de género no es todavía una realidad.
El pasado 24 de febrero se inauguró ONU Mujeres. Le doy la bienvenida si sirve para avanzar en ese arduo camino de la igualdad. En el discurso inaugural, Ban Ki-Moon lo presentó como «un enérgico agente de progreso para la igualdad de género«. Ya veremos. De momento sus objetivos son loables y ambiciosos, pero al mismo tiempo no dejan de llevar implícito el reconocimiento del mundo de injusticias y desigualdades en que ha de moverse la mujer. En que en definitiva, hemos de movernos tod@s.
ONU Mujeres nace con el objetivo de prestar apoyo a los países de forma individual, para avanzar hacia la igualdad de género en la economía y en la política y eliminar el fenómeno mundial de la violencia contra las mujeres, estableciendo pautas internacionales. En su acta fundacional se compromete a «trabajar en el logro de la igualdad entre las mujeres y los hombres, como socios y beneficiarios del desarrollo, los derechos humanos, las acciones humanitarias, la paz y la seguridad«.
Buena suerte!!! Y que no se convierta en papel mojado como el antiguo Plan Contra el Hambre.