Por mucho que el mundo de los negocios nunca cese en su actividad y haya que estar siempre alerta, si hay un periodo del año en el que es más fácil ‘desconectar’ o por lo menos trabajar a otro ritmo este es la Navidad (además, quizás, del mes de agosto). No se trata de hacer apología de estas fiestas, sino del hecho de que en ningún otro momento del año se realizan tantas actividades que involucren a todos los trabajadores de la empresa. La compra de lotería (ocho de cada diez compran el número de la empresa), el regalo o cesta de la empresa y la cena/comida-actividad que organiza la compañía.
Se trata, por lo tanto, de las fechas idóneas para recuperar el buen ambiente en la pyme, conseguir que involucrar a los trabajadores en el proyecto empresarial o hacer que pierdan el miedo al jefe. Al margen de la compra del número de lotería, una tradición a la que puede aportar el empresario, el desarrollo y preparación otros dos ‘actos centrales’ ofrecen infinidad de variantes. En primer lugar, el regalo de empresa (generalmente una cesta con diferentes productos ‘ibéricos’) es un detalle que la empresa tiene con sus empleados y que más que una opción se ha convertido ya en una obligación. En la actualidad se ha convertido en la mejor fórmula (al margen del sueldo) que el pequeño y mediano empresario tiene para agradecer a sus trabajadores el esfuerzo realizado, por lo que en muchos casos se valora como baremo de generosidad o tacañería.
Las opciones son variadas, desde la clásica cesta de Navidad hasta un detalle e incluso cheques regalo para que sean los propios beneficiarios quienes elijan su regalo (una fórmula muy de moda y muy apreciada por los trabajadores). Al igual que con cualquier presente, acertar suele ser complicado, sobre todo después de conocer un estudio llevado a cabo por Sodexho Pass que apunta el descontento del 93% de los empleados por lo recibido. La queja más repetida (55,3%) es el recurrir al mismo presente año tras año y aunque las críticas pueden ser generalizadas, sólo un 22,2% puntuaría con un rotundo cero a sus superiores. Es por esto que un cheque regalo puede convertirse en la opción idónea, siempre y cuando se acierte también en el importe del mismo.
La otra gran cita navideña suele ser la cena de empresa y la actividad opcional que en muchos casos lo acompaña. Suelen ser días especiales, donde la productividad cae en picado, por lo que cada vez son más las pyme que optan por realizar alguna actividad grupal antes del atracón. No se trata una cuestión baladí, ya que sirve para mejorar la percepción de los trabajadores acerca de la compañía y puede utilizarse para fomentar el sentimiento de grupo. Desde actividades de risoterapia hasta otras más ‘arriesgadas’ como paintball, cualquier opción suele ser buena siempre y cuando cuente con la aprobación de la mayoría de los empleados. Pero sin duda alguna el momento culminante es la cena o comida. Aunque suene a tópico, conviene ser hasta cierto punto desprendido en la elección del sitio (de nuevo para fomentar el buen ambiente) y aprovechar el ambiente distendido para limar posibles asperezas y conocer más a fondo nuestra fuerza laboral.
En cualquier caso, también conviene tomar precauciones a la hora de preparar estos eventos con delicadeza y no crear conflictos, por ejemplo, en la elección de fechas o de la actividad.