Septiembre ya está aquí y con él la vuelta al trabajo para buena parte del tejido empresarial español, que se mueve en agosto como un animal aletargado y casi en estado de hibernación. El problema es que a muchas empresas/empleados les cuesta coger de nuevo el ritmo de trabajo. El ambiente en la oficina se puede volver algo melancólico e incluso puede surgir conflictos por la irritabilidad de los trabajadores. Cuando esto ocurre no hay duda de que la empresa sufre estrés y depresión postvacacional, una ‘enfermedad’ normal e incluso lógica pero que conviene atajar cuanto antes.
Para cualquier empresa es importante volver a funcionar a pleno rendimiento cuanto antes y las pyme no son una excepción, sino más bien todo lo contrario. De hecho, el estrés postvacacional en la pyme puede ser mucho más nocivo que en una gran corporación. En primer lugar por la evidente diferencia de recursos (una pequeña y mediana empresa necesita a todas sus piezas operativas) y en segundo por el posible efecto contagio entre trabajadores. Por fortuna, existen herramientas para evitar que las vacaciones se ‘alarguen’ más de los debido por el síndrome postvacacional que además ayudarán a despejar la mente de los trabajadores.
Para empezar conviene dejar por lo menos un par de días para que los trabajadores se aclimaten a la de nuevo a la oficina. No es recomendable empezar exigiendo el 100%, ya que se puede ‘quemar’ al trabajador. Una buena alternativa que cada vez utilizan más empresas es alargar la jornada continua hasta la primera quincena de septiembre, lo que permitirá al trabajador seguir disfrutando de bastante tiempo libre y aumentará su rendimiento en el puesto de trabajo.
Estos primeros días después de las vacaciones también pueden ser el momento ideal para organizar reuniones en las que se planteen los objetivos para el resto del año y se analice la situación de la empresa. Es una buena fórmula para incentivar al trabajador y hacer que recupere parte del espíritu emprendedor perdido en vacaciones. Además, siempre es más relajado y gratificante establecer nuevas metas y comenzar nuevos proyectos.
Pero el estrés y la depresión postvacacional también que combatirlas fuera de la oficina. Para quienes todavía no han disfrutado de sus vacaciones y se marchan en septiembre conviene recordar que hay que dejar un par de días de colchón entre el regreso a casa y al trabajo. En este sentido, también es recomendable no regresar a la actividad un lunes, sino a mitad de semana, ya que así es más fácil de asimilar el cambio.
En cuanto a la rutina diaria, hay que seguir disfrutando del tiempo libre y quedar con los amigos e incluso ir de escapada algún fin de semana. Hay multitud de fórmulas para mantener un estado de relajación a la vuelta, pero la mejor es pensar que es algo pasajero y que en unos días todo habrá vuelto a la normalidad.