Una buena forma de conseguir incrementar el beneficio de una empresa es reducir al máximo todos aquellos costes derivados indirectamente de la actividad de la compañía, tales como el alquiler de un local, los gastos en material de oficina, los servicios de limpieza o el mantenimiento.
Este tipo de gastos suponen como media el 30% de los gastos de una empresa, pero se calcula que en muchas compañías, una correcta gestión de los mismos podría reducirlos en un 20% o un 30%.
La figura del facility manager
A la actividad que se encarga de la gestión de este tipo de cuestiones con el objetivo de optimizar al máximo los recursos y proporcionar un ahorro económico para la empresa se le denomina facility management, un término que, aunque suena a nuevo, en realidad representa un concepto poco innovador y que está en la base de toda actividad lucrativa.
Cualidades de un Facility Manager
Lo que sí supone un cambio en las políticas empresariales actuales es la consideración de esta actividad como algo más que el desarrollo de las típicas funciones llevadas a cabo normalmente por el director de servicios generales de una compañía. El actual facility manager debe estar permanentemente indagando sobre las posibilidades de ahorro analizando aspectos clave como el mercado inmobiliario de oficinas y locales, o las mejores ofertas de proveedores energéticos. Su misión es garantizar una correcta eficiencia de todos los aspectos de la empresa, barajando las distintas oportunidades y sopesando sus costes para finalmente tomar las decisiones que permitan el máximo ahorro en materia de gastos generales.
Según los expertos, una correcta gestión por parte del encargado de llevar a cabo el facility management en una empresa puede reducir hasta en un 30% los gastos derivados del local, de su consumo energético, del material fungible y de los servicios de recepción, limpieza o seguridad, entre otros aspectos, con el correspondiente aumento del beneficio que esto supone.
Hoy en día, no obstante, esta práctica no está muy extendida entre las empresas españolas, a pesar de que se calcula que en este país se destinan al año 50.000 millones de euros a este tipo de servicios. Sin embargo, y pese a que las estimaciones apuntan a que la adecuada implantación de políticas empresariales en esta línea permitiría un ahorro total del 20% de esta cantidad, esta práctica no es recomendable para las pequeñas y medianas empresas de menos de 100 trabajadores.