Actividad profesional y actividad empresarial: no es lo mismo

Se trata de dos conceptos totalmente distintos, por lo que es muy importante que sepamos diferenciarlos de la manera correcta para no cometer errores dando nuestros primeros pasos como trabajadores autónomos

actividad profesional actividad laboral

A pesar de las circunstancias en las que nos encontramos actualmente, no son pocas las personas que se animan a iniciar negocios de manera autónoma. Esto suele ocurrir por diversos motivos, ya sea porque son estudiantes que acaban de graduarse y tienen un proyecto en mente, hasta incluso empleados que han perdido sus puestos de trabajo habituales y se deciden por crear su propio negocio y ser sus propios jefes.

Autónomos y actividad laboral

Para poder hacerse autónomo, hay que completar una serie de papeleo sobre el que conviene informarse previamente. Generalmente, el problema más común que surge cuando una persona se embarca en el proceso de ser autónoma, es en el momento de darse de alta en el impuesto de actividades económicas, conocido por sus siglas como IAE.

Además, es importante destacar que no solamente los trabajadores autónomos deben realizar este trámite, sino cualquier tipo de persona que lleve a cabo una actividad económica en el país, sin importar si es una persona física o jurídica.

Una vez que tengamos el impuesto de actividades económicas en nuestras manos, tendremos que marcar el epígrafe que más se ajuste a la actividad económica que deseamos realizar. Si nos equivocamos en la elección de este epígrafe, vamos a sufrir una serie de consecuencias que repercutirán en el desarrollo de nuestro negocio de cara al pago de impuestos, por ejemplo. Por esta razón es tan importante que sepamos distinguir entre un concepto u otro para poder escoger el adecuado al darnos de alta en este famoso impuesto.

Comencemos por lo básico: definir ambas modalidades. Una actividad profesional es toda aquella que desarrolla una persona física de manera individual y directa. En esta modalidad encajan abogados, veterinarios, arquitectos, agentes comerciales, etc. La diferencia entre una actividad profesional y una empresarial, es que en esta última el trabajo a desempeñar tiene lugar dentro de una organización. Es decir, este sería el caso de un abogado que montase un bufete por su cuenta.

Es por esta razón que a muchos usuarios les surge la confusión sobre si deben escoger entre una modalidad u otra, ya que una misma actividad puede incluirse en ambas modalidades dependiendo simplemente de si se ejerce dentro de una empresa o de manera completamente autónoma.

La importancia de saber escoger la opción correcta se encuentra en las repercusiones legales que tiene cada modalidad, ya que dependiendo de una o de otra, el Impuesto sobre el Valor Añadido será diferente, al igual que también cambiará el tipo de retención a cuenta que se aplicará sobre el IRPF, entre otros.

También cabe destacar que los autónomos que declaren que realizan una actividad profesional se van a encontrar con una serie de beneficios que por contra no van a tener los que escojan la actividad empresarial, como por ejemplo, se van a encontrar completamente exentos de aplicar las retenciones en las facturas que se correspondan a servicios prestados a particulares, así como tampoco se encuentran en la obligación de presentar pagos a cuenta del IRPF por medio del modelo 130 de Hacienda.

 

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