Una buena lista de suscriptores puede ser un gran activo para la pyme y una forma recordar a potenciales clientes tu presencia. Empezar una lista de mailing es fácil, pero también lo es equivocarse en los primeros pasos. Te contamos los errores más comunes y cómo evitarlos.
El email marketing puede ser una buena forma para llegar a tus clientes de un modo diferente y mantenerte en contacto con potenciales clientes a los que les interesa tu información pero todavía no han pasado de usuarios a compradores. Una estrategia de email marketing bien implementada es eficaz porque se supone que se dirige a personas con un interés real -sino, no te habrían dado su email-. Además, permite segmentar tu base de clientes, es fácil de medir, es económica y está adaptada a las nuevas tecnologías.
Piensa que por muy responsive que sea tu página web y por muy bien diseñada que esté, leer en una pantalla de móvil supone un esfuerzo adicional. A estoy hay que añadir las distracciones propias de toda página -en este caso el formato ya no es tan crucial-, algo que desaparece en el email. La interfaz de la mayoría de gestores de correo es sencilla y permite centrarse exclusivamente en el contenido del email, lo que supone una ventaja.
Poner en marcha una estragia de email marketing es muy económico y te puede salir a coste cero -sin contar las horas de dedicación y el personal a contratar, claro está-. Sin embargo, si estás empezando en este mundo de las listas de suscriptores, es normal cometer errores en los primeros envíos. Estos son los más habituales.
No saber qué decir
Ponerse a captar correos es relativamente sencillo, basta con instalar en tu página una herramienta que permita hacerlo. Sin embargo, de nada te servirá haber recopilado la dirección de cientos de personas si después no tienes nada qué comunicar o lo que tienes que decir está alejado de tu negocio. Antes de lanzarte a la aventura dedícale algo de tiempo a pensar qué quieres transmitir, si se trata de información de utilidad, para qué quieres hacerlo -imagen de marca, ventas, ficelización….- y a quienes quieres llegar.
No hacer envíos con regularidad
No se trata de hacer envíos diarios, pero hay que mantener una cierta periodicidad. Lo más habitual es pensar que podrás hacer un envío semanal con un pequeño consejo o truco, pero después ir abandonando este ritmo frenético ante las obligaciones del día a día para pasar a un email quincenal, mensual y de ahí a «uno de vez en cuando, cuando te acuerdas». Este es uno de los mayores errores y puede costarte tu lista entera de contactos.
Al igual que debes pensar qué vas a decir, tienes que pensar cuándo y crear un calendario de emailing razonable y que puedas cumplir. Si planificas de antemano la línea de comunicación que vas a seguir y la historia que quieres contar, será más fácil que puedas sostener el esfuerzo e mandar los correos de forma regular.
No promocionar la lista de suscriptores
Muchas empresas piensas que basta con poner un pop-up en el blog de la pyme o en la propia web y los correos empezarán a llegar por sí solos. Nada más lejos de la realidad. De hecho, al principio es fácil que tu lista parezca un erario. Para solucionarlo debes promocionar tu lista hablando de ella en tu blog de empresa y diseñando incentivos para que la gente se suscriba.
En este sentido, el propio contenido que vas a enviar puede ser el principal atractivo, pero también puedes diseñar campañas de incentivos como ebooks gratuitos, periodos de promoción en tu página, campañas de post invitados en otros blogs donde puedas incluir la opción de suscribirse o dar incentivos a quienes compartan con sus amigos la lista.
Complicarse con el diseño
Vivimos en un mundo cada vez más visual, pero para que un email sea efectivo a veces menos es más –recuerda la Estrategia KISS-. No por llenar la página de texto e incluir un gran diseño lograrás que tus envíos sean más atractivos. Muchas veces un texto plano, sin distracciones pero llamativo, puede ser más efectivo que el mejor de los diseños.
Para dar con la línea de emails que necesitas no dudes en hacer pruebas, pero sobre todo piensa en cuáles son tus objetivos. En este sentido, si lo que buscas es promocionar un único mensaje o producto, quizás no necesites complicarte, sino dar con un mensaje atractivo y dejar claro dónde debe pinchar el cliente para acceder a la oferta o la información.
Por el contrario, si buscas dar información sobre varios productos, quizás sí que te compense un diseño más atrevido.
No acertar con el asunto
Piensa que una persona recibe una media de 79 mensajes al día de los que solo entre 20 y 25 llegarán a su bandeja de entrada -datos de Maility-. Es resto acabará en las carpetas de spam. Si quieres ser además uno de los que el usuario abra debes llamar su atención con el asunto del correo. La clave está en despertar la curiosidad del lector y para hacerlo deberás ser creativo y directo.
Cuando nos llega un correo habitualmente queremos saber de qué trata en el menor tiempo posible. Evidentemente, no vas a desvelar tu mensaje en el asunto, pero sí puedes dar pistas y picar la curiosidad del lector para que abra tu email.
Un consejo, no repitas nunca la línea del asunto, sobre todo si no haces envíos con mucha regularidad.
Olvidarse del snippet
Este término que puede parecer algo técnico no es sino el un pequeño resumen del asunto que algunos clientes de emaill como Gmail permiten incluir. Muchas compañías se olvidan de ello y como consecuencia en el mejor de los casos se pueden ver las primeras palabras del email y en el peor, textos del tipo «¿Problemas para ver este email» e incluso otros como «Use este área para ofrecer una corta descripción del contenido de su email».
Por fortuna, la solución en este caso es bastante fácil. Sólo hay que revisar el email antes de enviarlo y asegurarse de que has rellenado todos los campos.
Nunca hacer pruebas
La mayoría de plataformas de envío de emails permiten segmentar tu audiencia en función de los datos que tengas, pero si nunca haces ninguna prueba, no sabrás cómo funciona. E incluso si tu servicio no permite esta posibilidad, puedes probar a mandar versiones ligeramente diferentes de un mismo email a parte de su base de datos para comprobar cuál converite mejor.
Desesperarse por las bajas
En un mundo con exceso de información es normal que cada vez que mandes un email, algún suscriptor se de de baja. Esto puede resultar desconcertante, pero no tienen por qué significar que estás haciendo algo mal. Es normal tener bajas. Sólo piensa en cómo tú mismo también te das de baja de algunas de las listas a las que estás suscrito cada cierto tiempo.
Además, no pierdas de vista que una persona que se da de baja difícilmente iba a llegar a convertirse en un cliente, así que ese dinero que te ahorras por no tenerlo en tu lista de suscripción.
Y tú ¿Cuáles han sido tus errores y aciertos en tus campañas de emailing?
Imagen – Ivelin Radkov en Shutterstock