Internet se ha convertido en una herramienta de trabajo fundamental para cualquier empresa pero también en un quebradero de cabeza para muchas de ellas. Y es que la red puede servir tanto para aumentar la productividad como para hacer que ésta descienda en picado. Por un lado facilita enormemente multitud de gestiones administrativas, búsqueda de datos y contactos, pero por otro es una fuente inagotable de entretenimiento y distracciones para los empleados.
En este sentido es relativamente normal que cualquier pequeño y mediano empresario se preocupe por el uso que sus trabajadores hacen de internet. Un estudio llevado a cabo en Estados Unidos por el Instituto Americano de Gestión y el Instituto de política ha demostrado que existe una gran preocupación por saber dónde se meten los empleados en la Red. Como no podía ser de otra forma con todo lo que implica internet el 96% de los jefes está especialmente preocupado por el acceso a páginas pornográficas, en tanto que un 61% por los portales de juego, un 50% por las redes sociales y un 40% por otros sitios de entretenimiento. Del mismo modo, a un 21% le inquietan las páginas web de deporte. Al final muchas pyme terminan optando por la solución más salomónica: prohibir el acceso a determinadas páginas web, una política habitual en las administraciones públicas, por ejemplo.
Pero no se acaba ahí el problema, ya que con la proliferación de blogs es virtualmente imposible ‘capar’ todas las páginas web donde un empleado puede ‘perder’ el tiempo. En este sentido lo mejor es crear una serie de protocolos que establezcan claramente cuáles son los límites a los que el trabajador debe ajustarse en el uso de internet. Se trataría de un protocolo sencillo y no excesivamente largo que no sólo incluiría el acceso a internet sino también otros aspectos como la utilización del correo electrónico. Este último es también uno de los mayores motivos de disputa por lo que respecta a la privacidad o no en su uso. Precisamente para eso es necesario el protocolo sobre el uso de internet. Desde un punto de vista legal sirve, siempre y cuando se haya avisado al trabajador sobre su existencia y se le haya facilitado una copia, como salvaguarda para que el empresario pueda acceder al registro de emails, páginas web, etc que ha enviado-recibido o visitado el empleado.
Gracias al protocolo de internet la pyme se protege ante eventuales malos usos de la red por parte de sus empleados y, sobre todo, puede legalmente controlar en todo momento que la utilicen correctamente. Y es que aunque todavía no existe una jurisprudencia clara al respecto el uso indebido de internet y el correo electrónico puede llegar a ser motivo de despido. De hecho, de los 19 pleitos que ha tenido que juzgar el tribunal supremo al respecto 13 fueron considerados despidos procedentes por sólo seis improcedentes.
La situación todavía es más clara en Estados Unidos, donde según el estudio antes mencionado, el 50% de los empresarios han llevado a cabo algún despido relacionado con el mal uso de internet. En concreto, el 28% rescindió el contrato de su empleado por abuso del correo electrónico, en tanto que el 64% alegó que violaba la política de la compañía, mientras que un 25% aseguró que se le daba un excesivo uso personal y un 22% que incumplía las normativas de confidencialidad.
Me parece poco inteligente que los jefes se preocupen más porque sus empleados naveguen por webs pornográficas que, por ejemplo, por redes sociales que comparativamente consumen más tiempo al usuario.
En fin, un saludo desde Budysport, web deporte.