Una de las decisiones más difíciles que deben tomar muchas veces los dueños de los negocios es la de subir los precios de sus productos o servicios. Siempre tendemos a pensar que si subimos el precio se nos marcharán clientes, dejarán de comprarnos a nosotros y entraremos en una crisis. Sin embargo, a veces hace falta que echemos un vistazo a cómo nos va el negocio para poder solucionar los problemas que se derivan, precisamente, de nuestros precios. Muchas veces, cuando nuestro negocio está empezando ponemos precios bajos para atraer a potenciales clientes, pero después nos cuesta mucho subirlos. Con el paso del tiempo tenemos que observar si nuestro margen de beneficios es demasiado pequeño y saber si estamos vendiendo demasiado bajo.
En un artículo aparecido en la web www.inc.com David Finkel nos da seis claves para saber si, efectivamente, estamos vendiendo demasiado barato.
- Tu precio respecto a los costes de producción. Es evidente que para llevar adelante tu negocio tienes que saber cuánto te cuesta a ti el producto para después vender más caro y así sacar beneficio. Si vendes a precio de fábrica, como se suele decir, o más bajo, el beneficio es negativo y tarde o temprano tendrás que cerrar.
- Tu precio respecto el de tus competidores. Mirar al de al lado, a veces, es recomendable. Debes observar qué hacen tus competidores, su precio y en qué te diferencias de ellos, qué ofreces para que un cliente te elija a ti por encima de a tu competidor. Si tu oferta es la mejor puedes subir el precio.
- El valor de tu producto. Siempre debemos dar un valor añadido a nuestro producto que justifique el precio. Seguramente tendrás muchos competidores, pero tienes que lograr que el comprador, el cliente, te elija a ti. Si lo ofreces y vendes al mismo precio estás perdiendo dinero.
- No has subido los precios a tus clientes más veteranos. Sí, son los de siempre, pero tus clientes de toda la vida pagan lo mismo hoy que cuando empezaste hace años. Eso no puede ser. Hay que respetar a los clientes de toda la vida, pero debes mirar por tu empresa. Además, observa que muchos clientes preferirán pagar ese aumento antes que probar con otros proveedores u otros negocios de tu sector.
- Limitas tu capacidad de producción. Si produces menos y la demanda es grande podrás vender más caro. El beneficio también puede venir por hacer de tu negocio algo más exclusivo, pero debes darle un valor que te diferencie de los demás.
- Tu precio está por debajo de mercado sin una razón de peso. Cuando miras alrededor y ves que todo el mundo vende más caro que tú debes planteártelo, al punto de que si subes tu precio de manera razonable verás que tus clientes siguen contigo. La gente prefiere pagar un poco más por una cosa que sabe que le va a gustar que experimentar.
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