Quién nunca ha podido desarrollar su trabajo (o negocio) desde casa tiende a idealizar el hogar como un entorno perfecto o casi perfecto para trabajar. Es cierto que trabajar en el hogar tiene muchas ventajas, sin embargo, quienes desarrollan su labor profesional desde el hogar saben que también tiene sus contras, y, dentro de estos, los psicológicos no son los menores.
Trabajar desde casa requiere de entrada una disciplina muy severa y una toma de conciencia clara sobre como desarrollaremos nuestro trabajo. Vamos a repasar algunas ideas que pueden ayudarnos en este sentido si nos disponemos a lanzar nuestra pequeña empresa desde el hogar a través de la red.
Esto es ocio esto es negocio
Es uno de los problemas básicos cuando se emprende un negocio en la red en el que la base es nuestro hogar. Si no se posee una experiencia anterior del trabajo en casa, más allá de lo que puede ser complementar tareas a nuestro trabajo en los entornos, tarde o temprano vamos a pasar por la fase «desidia al borde del mar» ( que decía una canción de los años 80) Si se es capaz de reconocer la situación no es preocupante y perfectamente corregible, sin embargo, de no hacerse, se corre el riesgo de comenzar a adquirir hábitos negativos que pueden acabar minando nuestra empresa.
Generalmente nuestro hogar es el punto de referencia para el ocio, en nuestra casa desarrollamos un buen número de actividades de ocio, nos preparamos para acudir a actividades de ocio, y además, en todos los casos, es el lugar de refugio y descanso tanto después del trabajo como después del ocio; es decir todo lo contrario a lo que venimos a considerar como entorno de trabajo. El riesgo es más que evidente, la tentación de descansar un rato, de ver un rato la televisión, de leer un rato, de escuchar música… o cualquier otra cosa que nos guste hacer mientras descansamos en casa es una constante contra la que vamos a tener que acostumbrarnos a pelear, y no pensemos que desaparece con el tiempo, está ahí y lo va a seguir estando, por tanto la primera clave es evidente; la determinación de hasta dónde es ocio y hasta dónde es negocio.
Debemos establecer un horario a cumplir a rajatabla, podemos permitirnos lujos que en otros entornos laborales no podríamos tener como organizar nuestros períodos de descanso y tardar segundos del despacho al sofá, pero incluso en esto debemos ser rigurosos nuestro horario es sagrado.
Un entorno laboral básico
No siempre se da la circunstancia de que podamos habilitar en nuestro hogar un espacio para el trabajo tal y como nos gustaría, pero, a decir de todos los expertos, se necesita un espacio específico para el trabajo en el hogar. Esto significa que unificar zonas de ocio o lugares donde hacemos vida en común con zonas de trabajo es una mala idea. Debemos crear un espacio propio de trabajo que sea reconocible no sólo por nosotros sino por quien convive con nosotros, es nuestro espacio laboral y debe reunir características que nos recuerdan que efectivamente es una zona de trabajo.
Lo ideal en este sentido es poder organizar un despacho propio, que no tenga ningún otro tipo de utilidad o que en todo caso, para tranquilidad con alguna necesidad pasiva como por ejemplo almacenar cosas. De la misma manera que debemos aplicar un horario estricto para el trabajo, debemos tener un espacio laboral definido y claro, en el que además las interrupciones sean mínimas en la medida de lo posible.
Distracciones las justas
Si ya hoy en día elementos como las redes sociales o los dispositivos multimedia proporcionan un nivel de distracción y dependencia excesivo, esto aplicado al trabajo en el hogar se multiplica. Debemos tener en cuenta que quien trabajaba en su propia casa recibe el mismo volumen o más de estímulo externo al que además debe sumar como ya hemos visto anteriormente el estímulo interno que es muy superior al que se tiene en un entorno laboral fuera del hogar.
Por ello resulta muy importante una buena gestión de todos los elementos que pueden suponer distracciones. Si ya habitualmente en cualquier decálogo de funcionamiento se recomienda prestar la atención justa a cuestiones como el correo electrónico, los servicios de mensajería instantánea, las redes sociales, e incluso la atención telefónica, en el caso del trabajo del hogar esto se multiplica.
La mejor recomendación es dedicar pequeños espacios temporales programados a la revisión de estos elementos, por ejemplo, podemos establecer que cada equis horas revisaremos tanto el correo electrónico como los demás elementos citados, y nos ceñiremos a este horario y a ningún otro.
En resumen
Efectivamente el trabajo en casa provee de ciertas libertades que otros modelos de trabajo no presentan, aquel que se regodea de poder trabajar en pijama en su silla favorita, tiene efectivamente mucho de lo que felicitarse,sin embargo, no darse cuenta de las dificultades psicológicas que pudiera suponer esto, es un peligro.
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