Si nos remitimos al 2010, podemos afirmar que en dicho periodo el crédito permaneció cerrado. Una de cada cuatro empresas que solicitó financiación no la obtuvo, y esto demuestra que empeora el acceso a la financiacion de las empresas .Para los próximos dos años, el INE calcula que el 60% de las compañía necesitará préstamos para mantener su negocio, el 38% de las empresas no financieras necesitó un crédito. De ellas, el 25,2% fracasó en su intento. Estos resultados se desprenden de la Encuesta sobre Acceso a Financiación de las Empresas 2010 que el Instituto Nacional de Estadística (INE) publica hoy por primera vez.
Ahora bien, si esto se compara con 2007 el porcentaje de compañías que solicitaron préstamos se mantuvo estable, sólo fue 1,7 puntos porcentuales mayor el año pasado, la tasa de firmas que no lograron cubrir sus necesidades creció desde algo menos del 10% al 25,2%.
Respecto a 2011, a pesar de aumentar los mismos en marzo, el panorama no es del todo alentador. Según datos del Banco de España, la financiación total que recibieron familias y empresas, y que también incluye préstamos del exterior y valores distintos de acciones (emisiones) aumentó un 0,2% interanual. Por tipos de prestatarios, un 96,8% de las empresas que buscaron financiación mediante préstamos acudieron a los bancos, el 21,6% solicitaron préstamos a propietarios y directivos de la propia empresa y un 12,4% a otras firmas.
Los principales motivos de este cierre del crédito fueron adjudicados a la falta de garantías o avales suficientes y la baja calificación de su solvencia financiera, a pesar que las empresas lo relacionan con los intereses altos. Otro motivo, que, además atrasara la recuperación, es la capacidad de recuperación de la economía española y el hecho de que las familias y las empresas aún no han terminado de llevar a cabo su proceso de desapalancamiento.
Aun hay esperanzas, y todo funciona como un ciclo, que, en algún momento sube y se recupera, por lo que 2012 y 2013 puede ser pronosticado de diferentes perspectivas, una optimista donde se pensara que la financiación subirá y otra pesimista donde las empresas creen que deberán solicitar la misma principalmente en bancos enfrentándose con la competencia de los precios y la demanda. Las empresas consideran que la financiación en los años venideros será necesaria para la continuidad a su negocio