La III Encuesta de Adecco a Mujeres Directivas pretende conocer cuál ha sido la evolución en el seno de las empresas dos años después de la aprobación de la Ley de Igualdad, tiempo suficiente para comprobar si la situación laboral de las mujeres está cambiando en el mundo de los negocios.
Las conclusiones se desprenden de la encuesta realizada a 350 mujeres directivas de grandes empresas españolas, pymes y multinacionales. Y es que todavía son muchas las discriminaciones en el trabajo y diferencias incomprensibles en el siglo XXI entre hombre y mujeres. Diferencias entre el sueldo, los cargos directivos (todavía hay quien cree que las mujeres son meras secretarias, puestos intermedios…) están latentes, sobre todo, en grandes empresas o asociaciones.
El porcentaje de empresas que se están adaptando a las nuevas reglas de juego ha crecido con respecto al año pasado. Al menos así lo asegura un 20,8% de las mujeres directivas encuestadas, que dice haber notado algún cambio en su empresa después de la entrada en vigor de la Ley de Igualdad.
Una cifra aún insatisfactoria, pero que dibuja una evolución con respecto al año anterior, cuando tan sólo un 5,2% de ejecutivas afirmaba haber notado algún cambio desde la entrada de la Ley.
Además, un 66% de las encuestadas cree que cada vez existen más casos de mujeres que rechazan promociones por no poder conciliar su vida laboral y personal, es decir, que además del techo de cristal impuesto por la sociedad y el mundo empresarial, se autoimponen uno que llaman de cemento, por el cual tampoco pueden progresar en su carrera profesional.
Así, dos años de la aprobación de la Ley de Igualdad son más mujeres las que están percibiendo un cambio en sus organizaciones: un 20,8% de las encuestadas asegura haber notado algún cambio en su empresa desde entonces, frente al 5,2% que así lo advertía el año pasado.
Por otra parte, se constata que ese sentimiento de discriminación se acentúa aún más en tiempos de crisis: un 61,1% cree que la destrucción de empleo puede afectar más a las mujeres, ya que, según ellas, en la mentalidad empresarial aún persiste el prejuicio de los inconvenientes que acarrea la contratación de una mujer (bajas de maternidad, jornadas reducidas, absentismo laboral…).