CaixaBank Por Un Euro Se Hace De Banco De Valencia

En esta nota vamos a hablar sobre la situacion de CaixaBank con respecto al Banco de Valencia.

El mapa financiero español volvió a reconfigurarse después de que el FROB anunciara la adjudicación del nacionalizado Banco de Valencia a CaixaBank. La firma catalana consolida su posición como número uno por volumen de activos en España, que ya arrebató a BBVA y Santander (que siguen siendo mayores internacionalmente) al hacerse con Banca Cívica la pasada primavera. Si en aquella ocasión la entidad que preside Isidro Fainé realizó la operación a pulmón, esta vez CaixaBank entra en Banco de Valencia con alfombra roja: la entidad será limpiada del grueso de su ladrillo (que pasará al banco malo), recapitalizada con fondos del rescate europeo y acompañada de una EPA. Y todo ello por el precio de un euro.

Este esquema de protección de activos (EPA), una fórmula que se aplicó en la venta de la CAM a Sabadell o de Unnim a BBVA, tiene como particularidad que se centrará en una reducida cartera de créditos, puesto que la firma sería limpiada previamente de su losa inmobiliaria, y con bajo riesgo de entrar en mora. En concreto, cubrirá el 72,5% de las pérdidas de los préstamos a pymes/autónomos y riesgos contigentes durante 10 años.

El test de estrés al que Oliver Wyman sometió al sector financiero reveló unas necesidades de capital de 3.462 millones para Banco de Valencia en el escenario de máximo estrés. A cierre de 2011, la entidad acumulaba 853 millones de euros en activos inmobiliarios adjudicados, por su valor en libros, situadas mayoritariamente en la Comunidad Valenciana y Murcia. Dicha carga así como el abundante crédito a promotor, será absorbida por Sareb, el banco malo, que debe quedar constituido y adquirir los inmuebles de más de 100.000 euros y los préstamos inmobiliarios que superen los 250.000 euros de la banca intervenida durante diciembre. Banco de Valencia recibiría, además, unos 4.500 millones de euros para su recapitalización en ayudas públicas de los fondos europeos. Liquidarla, no obstante, hubiera costado entre unos 7.000 y 8.000 millones.

La operación, que se cerrará en el primer trimestre de 2013, elevará en unos 20.500 millones el volumen de activos de CaixaBank, donde lo situara en el entorno de los 362.000 millones de euros. Banco de Valencia casa sin generar excesivas duplicidades con la estructura del banco catalán. Su fortaleza en la Comunidad Valenciana y Murcia permitirá elevar el volumen de negocio y la red de oficinas de CaixaBank en estas regiones desde el entorno del 6,1% al 12%. Un nivel más acorde con la presencia media de la entidad a nivel nacional que ronda el 13,7%.

En cuanto a cuota de mercado, CaixaBank también ganará posiciones en el sur del Levante al pasar del 10% a superar el 15% del pastel. Por número de oficinas, eso sí, la adquisición de la firma valenciana vuelve a sumar enteros para la mayor red de sucursales del país. En concreto, añade unas 423 oficinas a las más de 6.000 de CaixaBank. Esta última se encuentra en pleno proceso de reestructuración de su red y plantilla tras la absorción de Banca Cívica.

La jugada supone una victoria de Fainé frente al resto de interesados, principalmente Francisco González, presidente de BBVA, y Pedro Guerrero, responsable de Bankinter. Ambas entidades venían estudiando también la operación que al final se ha decantado por CaixaBank. La fórmula, no obstante, abre el camino que seguirán el resto de entidades intervenidas, fundamentalmente Catalunya Banc, cuyo proceso de subasta se abrió en paralelo al de Banco de Valencia. La suerte de la fusión de las cajas catalanas podría quedar en manos de Santander, entidad que, según fuentes financieras, estaría muy interesado en la operación. Santander, de momento, no ha movido ficha durante el baile de fusiones que viene protagonizando la banca desde que estalló la crisis y la expansión catalana puede casar bien con sus limitados planes de crecimiento en el país. BBVA también aparece en las quinielas.

Por otra parte, se esta por ver como incide la adquisición de Banco de Valencia por parte de CaixaBank en el futuro de La Caixa, que posee una participación del 61% en el capital del banco, y la pretensión de Bruselas de que las antiguas cajas pasen a convertirse en fundaciones.

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