Si quieres emprender o ya lo haces, estos diez consejos te servirán como guía para no perderte en el camino hacia el éxito.
El camino hacia el éxito empresarial no es como un GPS que te dice qué hacer en cada momento y qué dirección tomar. Está lleno de atajos, cambios de sentido y, por supuesto, de calles cortadas. De hecho, sería más bien como uno de los primeros GPS que más que seguir habría que interpretar si no querías correr el riesgo de acabar estampado contra un muro literalmente por seguir las indicaciones.
Por eso mismo, como ocurría con los GPS antiguos, el emprendedor debe aprender a interpretar las señales y, sobre todo, tener claros una serie de preceptos básicos a los que agarrarse en todo momento. Quienes busquen una guía concreta en estos diez mandamientos ya pueden dejar de leer. Esto son sólo una serie de directrices más enfocadas a actitudes que debes mantener si quieres que tu proyecto llegue a buen puerto.
- Ser siempre tú mismo. Muchos emprendedores se fuerzan a ser algo o alguien que no son y eso lo terminan pagando los clientes y sus propios empleados. Cuando interpretas un papel las ideas no son igual de fluidas, pierdes tu autentividad y todo es menos natural. Cambia el chip, sé tú mismo siempre que puedas y disfutarás más de tu trabajo, además de ser más productivo.
- No escondas el fracaso. No hay nada malo en haberlo intentado y haber fracaso, igual que tampoco lo hay en equivocarse. Es algo humano, que todos hacemos y que es mejor admitir -eso sí, tampoco caigas en el error de sobrevalorarlo-.
- Cuenta con un Plan B. Y también con un Plan C, D, E… Básicamente planifica para lo inesperado y ten siempre una serie de guías básicas de acción en mente para poder seguir adelante si las cosas no salen como esperabas en un principio.
- Descubre tu propuesta de valor. Debes conocerte a ti mismo, saber cuáles son tus fortalezas pero también tus límites y tener muy claras tus vetanajas competitivas. Esto es precisamente lo que te permitirá identificar qué es lo que haces mejor que el resto, cuál es tu propuesta de valor que otras personas no pueden ofrecer.
- Rodeate de grandes personas. Las personas que trabajen contigo serán las que determinen el éxito o fracaso de tu iniciativa, pero también personas ajenas como mentores o gurús con los que puedas contactar. Busca progesionales que realmente crean en tu idea y en tu propósito, porque así todo será más fácil.
- Fomenta la transparencia, empezando por ti mismo. No todo el mundo tiene por qué saber todo lo que ocurre en la empresa, ni siquiera en una start up, pero sí es imprescindible que exista transparencia en lo que se hace, como se hace y qué se espera de cada persona. Esto hará que el ambiente de trabajo sea el adecuado para fomentar la creatividad.
- Cuidado con las quejas. Emprender es duro, pero no todo el mundo tiene por qué saberlo ni sufrirlo. Es una decisión personal y como tal debes tratarla. Evita quejarte de lo mucho que trabajas, del mismo modo que también debes intentar no tratar a quien no emprende como una persona sin un propósito en la vida. Y recuerda que un “¿Qué tal estás?” no siempre es una invitación para contar tu vida.
- Conviértete en una commodity. La ley de la oferta y la demanda funciona también con los emprendedores. Los clientes querrán más de ti cuanto menos puedan tener. Al principio es normal aceptar todos los clientes que lleguen, pero con el tiempo hay que aprender a ser selectivo. Es mejor tener pocos clientes satisfechos por los que obtener un margen más amplio que muchos que dejan menos margen y a los que no siempre puedes atender como te gustaría.
- Crea un plan realista. A todo el mundo le gustaría crear el próximo Google, pero lo cierto es que hay pocas empresas con esa capacidad para cambiar el mundo. Crea unas expectativas realistas para tu empresa y un plan de negocio todavía más realista. Si quieres ser una gran empresa debes cimentar bien la grandeza con pasos sólidos.
- Sirve de ejemplo. No hay nada más motivador que trabajar con una persona entusiasta que con su actitud y trabajo sirva como ejemplo al resto de empleados. Esto no quiere decir que si tú trabajas 15 horas al día tu equipo deba hacer lo mismo, a fin de cuentas est tu empresa y no la suya -de ahí la importancia de premiar a los empleados con participaciones en la empresa-, pero sí que debes ser tú quien marque la pauta en cuanto a la forma y ritmo de trabajo.
Estos diez mandamientos no te aseguran el éxito, pero sí te ayudarán a crear y liderar un proyecto empresarial más sólido. Como es lógico, estos son sólo diez consejos que cada emprendedor debe completar con otros que se adapten específicamente a su forma de ser y de entender el emprendimiento ¿Cuáles son los tuyos?
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