Comprar una empresa

Las dos vías principales que tiene una empresa para crecer es hacerlo de forma orgánica o mediante adquisiciones. Comprar un negocio puede ser una buena fórmula para entrar en nuevos sectores o simplemente afianzar una línea de productos. Pero antes de lanzarnos a la caza y captura de empresas conviene tomar algunas precauciones y hacer bien nuestros cálculos.

La ventaja del crecimiento a través de la compra de empresas es que el impacto en la cuenta de resultados es mucho más inmediato, ya que estamos sumando ‘de golpe’ todas las ventas de la compañía adquirida, pero también sus gastos. Y precisamente aquí es donde empezamos a ver que será necesario un trabajo previo a la firma de la compra venta.

Aquí os dejamos cuatro alternativas a la hora de elegir la empresa:

  1. Empresas en nuevos sectores: si lo que queremos es entrar en un nuevo sector adquirir una empresa es la forma más rápida de hacerlo. Antes de lanzarse a buscar la compañía concreta conviene estudiar bien los negocios que mejor se complementan con nuestras actividades actuales, ya que de esta forma podremos aprovechar nuestro ‘expertise’ e incluso ahorrar costes en la integración. Pero quizás lo más importante es que podremos fusionar las carteras de clientes para ofrecer los servicios de una a otra y viceversa. Siempre será más fácil entrar en un cliente cuando una parte de tu negocio ya trabaja para él.
  2. Empresas de la competencia: en este caso lo que se suele buscar es ampliar la cuota de mercado. En este tipo de compra ‘la oportunidad’, entendida como la congruencia de circunstancias que facilitan la operación por cualquier motivo, suele jugar un papel importante. En estos casos también hay que buscar que los modelos de negocio se complementen al máximo para que la integración de equipos sea rápida y no demasiado costosa. Un ejemplo puede ser comprar una empresa del sector que opera en un área geográfica distinta, donde apenas la actividad apenas se solaparía y la integración podría limitarse al área de gestión administrativa.
  3. Empresas verticales a nuestro negocio: en línea con el anterior y con la entrada en nuevos negocios. Supone comprar empresas ya actúan como suministradores nuestros  y que además de abaratar costes nos permitirán obtener información de la competencia en caso de que también les suministren a ellos. Lo mismo puede aplicarse en el área tecnológica.
  4. Empresas de externalización: en el fondo sería como recomprar una parte de la empresa o integrar a efectos societarios un área que ya venía trabajando para nosotros. Este tipo de compras tiene más sentido cuanto mayor es la relación con la empresa de externalización y cuanto más tenga esta que ver con el núcleo de nuestro negocio. Habitualmente esta alternativa queda reservada para las grandes empresas, mientras que las pequeñas tienden a contentarse con la contratación de algún trabajador de su empresa de externalización.

Al margen de las cuestiones relacionadas con el propio negocio y la forma en la que encaja con el nuestro, hay otra serie de elementos que deberemos tener en cuenta a la hora de comprar una empresa. Aquí os dejamos los tres más importantes:

Balance de gastos e ingresos: si la empresa está en venta ¿No será porque pierde dinero? Lo primero que debemos hacer es convertirnos en auditores o contratar a uno para que estudie detenidamente las cuentas de la empresa de forma que podamos ver cuanto factura y cuanto gasta y cómo son sus flujos de capital. Esto, además, nos dará una idea más exacta de las sinergias que puede haber entre ambas corporaciones.

Patrimonio de la empresa: es una parte importante que además juega un papel crucial a la hora de establecer el precio de compra. Así, por ejemplo, podemos ver la maquinaria que tiene y si es compatible con la nuestra o si está operando al máximo de su capacidad.

Impuestos y deudas: a la hora de adquirir una empresa nos haremos no sólo con su negocio, sino también con sus posibles deudas. Es decir, responderemos ante los acreedores por sus deudas, así que conviene investigar cuáles son.

Y como siempre, en caso de duda dejarse asesorar suele ser la mejor opción. Lo que no debemos perder de vista es que en una adquisición el precio no siempre lo es todo. ¿O sí?

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