Si algo nos ha enseñado la crisis que ha atravesado la economía en nuestro país es la necesidad de racionalizar el gasto. Esto, aplicado tanto al entorno doméstico como, por supuesto, al entorno profesional, en este caso a las pymes o los autónomos.
Es cierto que los autónomos (y las pymes) siempre han tenido una conciencia especial en lo que a controlar los gastos se refiere, no en vano, en este modelo de desarrollo profesional cualquier diferencia de entrada o salida de dinero puede resultar vital, sin embargo, no es menos cierto que siempre analicemos de manera correcta el paisaje de nuestros gastos.
La primera tendencia, y esto es común, es la de centrarse en el control más férreo posible de los gastos directamente relacionados con nuestra actividad profesional, entrando en juego aquí por supuesto gastos como proveedores, manufacturas, mano de obra, etcétera, a lo que sumamos un segundo grupo de gasto que tiene que ver con el soporte de la empresa o del autónomo, gastos de aseguramiento, gastos de seguridad social, gastos de asesoría…
Obviamente todos estos gastos son vitales y deben ser siempre controlados, pero, en general, también son los gastos para los que estamos más predispuestos al análisis y control, dejando de lado otra fuente de gastos importante como pueden ser los gastos corrientes.
Por qué debes controlar los gastos corrientes en tu Pyme
El motivo fundamental por el que un autónomo o una pyme debe prestar mucha atención al control (y optimización) de los gastos corrientes es sencillo de entender: estos gastos mal optimizados pueden ser responsables de una diferencia importante en nuestro equilibrio ingresos/gastos, y por tanto, contribuir de manera negativa al resultado final de nuestras cuentas.
Pongamos como ejemplo el recibo de la luz. Una mala optimización de este recibo, es decir, no hacer nada, mantenernos en los proveedores tradicionales, no realizar comparativas y aceptar los costes tal cual vienen, es una opción que contrasta vivamente con, por ejemplo, elegir un proveedor que mejore nuestras condiciones actuales no solo en precio, sino también en servicio. Actualmente existen alternativas a las compañías de siempre que ofrecen precios competitivos sin caer en descuentos trampa (aquellos que van asociados a permanencias, por ejemplo) y que procuran ayudarnos a ahorrar ofreciéndonos soluciones adaptadas a nuestras necesidades. En este sentido, es muy importante que nuestro proveedor de electricidad nos ayude a ahorrar empezando por algo tan simple como comprobar si estamos pagando de más por algo que no utilizamos, como ocurre con suministros con demasiada potencia contratada.
Una de estas alternativas es HolaLuz, una compañía eléctrica en todo momento el precio más justo posible.
Por otro lado, también debes tener siempre en cuenta que este tipo de alternativas son mucho más eficaces y vienen acompañados de cuestiones tan importantes para un autónomo o una pyme como la no obligatoriedad de permanencia, o, modelos de contrato y asistencia al cliente muy claros, sencillos y eficaces.
HolaLuz es un ejemplo, pero ciertamente hay más y podríamos aplicarlo prácticamente a todos los recibos corrientes básicos, es decir; electricidad, agua, gas, Internet/comunicaciones…todas estas fuentes de gastos son perfectamente utilizables como ya hemos visto, y además, muy fáciles de controlar en cuanto a consumos a través de las herramientas disponibles tanto para ordenadores como para todo tipo de dispositivos móviles.
En esa combinación de buena elección de proveedor y buen uso de las herramientas de control, junto a un consumo racional se encuentra la base de la mejora del gasto corriente para cualquier pyme o autónomo.