En esta nota vamos a hablar sobre Brasil, que es la sexta potencia económica del mundo y con un crecimiento anual sostenido, que fue durante la última década, uno de los mercados preferidos de las grandes empresas españolas.
Las multinacionales españolas saben ver en los exitosos programas de inversión del Gobierno brasileño (entre los que cabe destacar el Plan de Aceleración del Crecimiento PAC o los de vivienda social Mi casa, mi vida),en su política macroeconómica ortodoxa y en sus procesos de privatización una oportunidad única para invertir y crecer. Esta coyuntura convirtio a España en el segundo inversor internacional en Brasil, con una inversión acumulada de más de 80.000 millones de dólares. Las primeras empresas españolas que supieron ver el potencial brasileño fueron las grandes: Iberdrola, Telefónica y Santander, entre otras. Estas multinacionales ejercieron un efecto de arrastre de determinadas medianas empresas, que las acompañaron en su internacionalización como empresas suministradoras.
Sin embargo, llego el momento de iniciar una nueva oleada a través de la internacionalización de las pymes hacia Brasil, un mercado sumamente atractivo, pujante y receptivo. Y contemplando Brasil como un todo, con la riqueza y potencial de sus 27 Estados, y no únicamente por la pujanza de sus grandes capitales industriales y económicas, São Paulo y Río de Janeiro.
Las dificultades de una Europa en recesión empujan a las pymes a la búsqueda de nuevos mercados y nuevos socios internacionales. El interés por el mercado brasileño es ya palpable, como lo demuestra el crecimiento sustancial del número de socios de la Cámara de Comercio Brasil-España, que en los últimos años supero los 400 miembros y se situo entre las primeras institucionales bilaterales en España.
La entrada de las pymes en uno y otro mercado no solo debe responder a criterios de mercado en términos de volumen, sino de especialización y tecnificación de sus actividades y su complementariedad. Los Clientes y consumidores requieren de un alto grado de innovación, y es aquí donde también se debería producir un alto grado de transferencia tecnológica para abordar conjuntamente nuevos nichos de mercado.
La clave del éxito para unos y para otros está en una idónea gestión de su entrada en el país, en una buena información sobre su sector, en conocer adecuadamente la forma de operar, y elegir acertadamente a los socios y compañeros de viaje ya que cada país y cada mercado tienen sus reglas de juego.
Precisamente, desde la Cámara de Comercio Brasil-España se traata de ofrecer a las pymes un apoyo institucional en su aventura brasileña, asesorándolas en la búsqueda de socios, favoreciendo la creación de joint ventures, aconsejándo a jurídica, legal y laboralmente y logrando asi crear, en fin, un puente entre empresas de ambos países que las permita seguir creciendo en sus respectivos mercados.
Es importante destacar que Brasil no es solo una gran oportunidad y un excelente mercado por sus dimensiones continentales, su potencial de crecimiento y el aumento de su poder adquisitivo. Es, sobre todo, un socio estratégico para España.
El mercado brasileño es exigente, retador, ya que demanda algo más que productos. La competitividad de las empresas españolas en su aventura brasileña se medirá por su capacidad tecnológica y de innovación, sus buenas prácticas de gestión, sus procesos: esa será su aportación y la medida de su éxito. Solo asi se puede ser capaz de ser competitivos en aquello que demanda el mercado brasileño logrando establecer una relación estratégica a largo plazo y de futuro. Ademas, se tiene alguna ventaja que no debe olvidarse: la marca España en Brasil tiene gran valor. La buena imagen de las empresas españolas abre camino porque son percibidas como serias, innovadoras, asociadas a la calidad, parte de la Europa más desarrollada.