Como contratar a un jefe

Cualquier contratación de personal es importante en el el ámbito de la pyme, pero cuando se trata de encontrar un jefe esta se vuelve vital. Si para la pequeña y mediana empresa acertar con sus empleados es crucial, en el caso de los encargados, directivos o responsables un fallo puede significar la diferencia entre ganancias y pérdidas. En términos generales, cuanto menor sea el tamaño de la empresa más importante será acertar con la persona elegida, pero también menores los recursos  y conocimientos específicos sobre contratación y recursos humanos.

En este sentido, existen una serie de pautas básicas para la contratación de empleados que deben observarse también para incorporar directivos. En primer lugar hay que definir los objetivos del puesto de trabajo y las tarear específicas que estarán asociadas al mismo. Esto es lo más importante, ya que si no tenemos claras las funciones que deberá cumplir quizás deberíamos replantearnos todo el proceso.

El segundo paso es llevar a cabo una pequeña ‘investigación de mercado’ sobre el ‘género’ que vamos a comprar. Es decir, busco un perfil de empleado altamente demandado, cuál es el salario medio para ese puesto, qué experiencia puedo exigir… En realidad, se trata de informarse para dar con unas condiciones laborales suficientemente atractivas como para atraer al tipo de persona que queremos contratar. Una buena táctica para las pyme suele ser el ‘pagar’ un poco más que la media del mercado para asegurarse que el empleado estará contento y después tratar de fidelizarlo.

El tercer paso es la propia búsqueda de los candidatos. En este punto, existen dos alternativas: llevar a cabo el proceso en la propia pyme o contratar los servicios de una empresa de recursos humanos. Cualquiera de las dos opciones es válida, aunque la segunda asegura algo más de rigor en la selección y libera al empresario de lo que en realidad es una pesada carga de trabajo. Aquí podremos aprovechar el esfuerzo del primer paso.

Conviene reducir la lista de candidatos hasta un máximo de diez finalistas a los que ya se les dedicará más atención con una entrevista personal en profundidad. Lo primero que hay que hacer es comprobar en la medida de lo posible que las habilidades que aparecen en el curriculum vitae son ciertas. Aquí es importante anotar todas las dudas y tenerlas delante durante la entrevista para no olvidar ningún dato. Pero esta es la parte más sencilla, lo complicado llega con la evaluación de las aptitudes de liderazgo y su forma de trabajar, que en realidad son tan importantes como los conocimientos técnicos.

Y es que si vamos a contratar a un jefe cuyas decisiones en el día a día y forma de trabajar afecten directamente a la marcha del negocio, más vale que se adapte a la filosofía de la empresa. La entrevista debe servir para hacernos una idea de si estamos o no ante el candidato ideal. El problema en este punto suele ser la inexperiencia del entrevistador (la mayoría de empresarios tienen serias lagunas en este punto) y los nervios del entrevistado (generalmente demasiado centrado en agradar), así que lo primero será romper el hielo y tratar de crear un ambiente distendido.

El fin de la entrevista debe ser el de conocer un poco más al candidato, su forma de enfocar los negocios, visión empresarial y objetivos profesionales, todo ello sin descuidar la parte personal. Aquí no se trata de preguntar acerca de ideología política, religión, familia, sino de rasgos de personalidad afines al estilo de gestión de la empresa. El mayor inconveniente es que no hay pautas definidas al respecto, ya que cada puesto tiene sus particularidades y cada empresa su propia identidad. Lo que hay que tener claro es lo que buscamos y a partir de ahí tratar de encontrarlo o por lo menos algo que se le acerque.

Por último, no hemos de tener miedo a ‘cortar’ de raíz una entrevista si creemos que el candidato no se adapta a lo que exigimos. Es mejor ser un poco brusco y no perder nuestro tiempo ni el del entrevistado. Lo mismo se puede aplicar con el aspirante seleccionado.

Publicidad